Málaga fue escenario en la segunda mitad del siglo
XVIII del surgimiento de una burguesía que preparó el despegue económico del
siguiente siglo. Dicho impulso se basó en la exportación de los productos
agrícolas de la provincia, fundamentalmente vinos y pasas, en la reactivación
de sus tradicionales actividades mercantiles y en un despliegue industrial que situó
en la vanguardia de España en actividad económica, con empresas como La
Constancia, Industria Malagueña S.A. o La Aurora, entre otros complejos
industriales.
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